Nota del
Coleccionista:
Siempre supe que, si el blog revivía algún día, este sería el primer artículo
de la nueva colección. En gran parte,
por que es una segunda parte que fue anunciada ¡hace
casi 6 años!,
pero también porque en el mundo empiezan a soplar de nuevo vientos de una gran
guerra mundial. Conflictos globales de esta magnitud traen muerte y
destrucción, pero también traen avances tecnológicos que cambian la historia de
la humanidad.
Pero por cada proyecto de guerra exitoso,
existen cientos de proyectos que nunca superan la etapa del papel. Algunos de
ellos son tan locos, inverosímiles o conspiratorios que merecen ser parte de
nuestra colección. En la primera parte vimos los proyectos aliados, ahora le
toca el turno al Eje.
Nota del
Coleccionista 2: Deliberadamente
en este artículo evito nombrar teorías conspiratorias como que los alemanes
crearon OVNIS que funcionaban con antigravedad, o que tienen una base en la
Luna aun hoy. Lo hago porque primero,
eso ya es otro nivel de teratología de el que quiero traer hoy y segundo, por
que el tema fue tratado en uno de nuestros primeros artículos de este blog: EL
QUINTO REICHT PARTE 1 y EL
QUINTO REICHT PARTE 2.
Otros temas más densos , como la infame Unidad 731 del ejército
japonés, ameritan tener su propio artículo y por eso no lo incluiré aquí.
EL ESPEJO ESPACIAL
NAZI
A comienzos de 1945, la segunda guerra entraba
en su etapa final. Berlín se encontraba rodeada por el ejército soviético y
varias partes de Alemania ya estaban bajo dominio aliado. En un centro de
operaciones militares Nazi, soldados estadounidenses descubrieron documentos pertenecientes
a un proyecto ultrasecreto. Un arma que
usaría el sol para causar destrucción en las ciudades.
El proyecto mostraba como científicos alemanes
estaban convencidos de que era posible construir un gigantesco espejo espacial
en orbita que pudiera variar su ángulo de curvatura e inclinación para reflejar
rayos solares concentrados sobre puntos específicos del planeta, de la misma
forma que las lupas han sido utilizadas durante años para quemar hormigas
usando rayos solares concentrados.
El cerebro detrás del proyecto fue Hermann Julius Oberth, nacido
en lo que hoy es Rumania, desde muy pequeño se interesó en el tema de los
cohetes, sin embargo, por razones prácticas y presión familiar estudia medicina
y sirve en la Primera Guerra Mundial como médico para los Alemanes. Después de la guerra, desencantado de su
profesión, Oberth retomaría sus estudios de física que resultarían en su tesis
de doctorado “Los
cohetes hacia el espacio interplanetario”, que fue rechazada inicialmente por
ser demasiado utópica. Lejos de rendirse por este revés, Oberth ampliaría los
conceptos presentados en su tesis hasta convertirse en uno de los padres de la Aeronáutica.
Proyectos como el V-2 alemán y el Saturn V de USA (Oberth
trabajó para USA en proyectos de la NASA después del fin de la guerra), contaron
con la asesoría y aplican muchas de las ideas de Oberth. Hoy un efecto de los cohetes, un asteroide y
un cráter lunar entre otros, llevan su nombre.

La estación espacial en su interior tendría
unidades habitacionales y campos de cultivos hidropónicos. Cada módulo
individual tendría motores que le permitirían reacomodarse y así poder modificar y orientar el
espejo. En el centro de la estación, un orificio estaría presente donde cohetes podrían estacionar para reaprovisionarse.


EL KUGELPANZER
Cuando el ejercito rojo invadió Manchuria en
1945, encontraron y confiscaron tanques, armas y municiones de procedencia
alemana, que fueron parte del intercambio tecnológico que hubo entre Alemanes y
Japoneses cuando estos formaron la alianza conocida como “El Eje”. Todas estas
armas pasaron a ser propiedad del ejecito rojo.
Entre las decenas de armas y tanques convencionales, un aparato en
particular llamó la atención de oficiales soviéticos, un pequeño tanque en
forma de barril del que nadie sabe su procedencia, su utilidad o si alguna vez
vio combate, el Kugelpanzer (literalmente el Tanque Bola).
No existen documentos de diseño del Kugelpanzer,
aunque se sospecha que fue construido por la compañía Krupp, tampoco se sabe si
su diseño es preguerra o al contrario era un producto de finales de la guerra que nunca alcanzó la etapa de producción masiva. El único Kugelpanzer en existencia
hoy está exhibido en el Museo
de Tanques de Kubinka en Rusia.
No se sabe nada de la utilidad de este tanque
aunque se sospecha que era utilizado por un solo ocupante en la región entre
trincheras para proveer fuego de apoyo a la infantería en las llamadas “tierras de nadie”. Cualquier información sobre su velocidad, maniobrabilidad
o mecanismo para mantener la estabilidad son meras especulaciones pues, aparte
de la falta total de documentos, los Soviéticos, y posteriormente los Rusos han
guardado en un completo hermetismo cualquier información al respecto. El modelo
exhibido en el museo es solo la carcasa, ya que el motor y toda la maquinaria interna
fue desvalijada por el ejercito rojo y su información clasificada.
Algunos incluso afirman que la historia del
aparato apareciendo en Manchuria es solo una fachada para disminuir el interés
en el Kugelpanzer (si los alemanes compartían su existencia con los japoneses
entonces no era tecnología de punta), y que el modelo fue, en realidad, encontrado
en Kummersdorf, el
sitio en Alemania donde armas nuevas y prototipos eran probados. Algunos incluso
creen que se trata de tecnología alienígena que los alemanes y posteriormente
los soviéticos estaban tratando de hacer ingeniería inversa.
EL ARMA DE RAYOS MORTALES
Durante los años 20’s y 30’s varios científicos
alrededor del mundo intentaron desarrollar armas que en vez de balas usaran
partículas microscópicas que en grandes cantidades causarían destrucción. Científicos como Edwin R. Scott, Marconi, Nikola Tesla y Harry Grindell Matthews
todos diseñaron, aunque no construyeron productos finales operacionales, modelos de este
tipo de armas.
Ya para inicios de la Segunda Guerra, la idea
de un rayo de la muerte había pasado a un segundo plano, eclipsado por
tecnologías militares que habían arrojado más resultados como la aviación o la
tecnología de misiles. Sin embargo, hacia el final de la guerra y ya con la presión
aliada encima, El Eje decidió revivir varios proyectos en busca del Rayo de la
Muerte para cambiar los destinos de la guerra.
Los gobiernos del eje encontraron aliados para desarrollar
y financiar estos proyectos en empresas como Phillips y Siemens, que más que interés
por producir un rayo de la muerte como tal, querían aprovechar para desarrollar
tecnología de Rayos X para aplicaciones comerciales después de la guerra.
Los proyectos alemanes de rayos de la muerte
eran generalmente ultrasecretos, pero algunas huellas y relatos quedan, Pedro
Waloschek provee en su artículo (referenciado en la Bibliografía) una larga
lista de datos e historias, de las cuales aquí traeré solo unas cuantas:

-Otro Bunker ubicado en el norte de Francia, también
iba a albergar un rayo de la muerte, según testimonio de los habitantes del
lugar que ayudaron a construirlo, un video de la época muestra la destrucción
causada por los ataques aliados al lugar.
-El libro “The
Quantum Exodus” narra la historia de Richard Gans, un científico judío de
origen Alemán quien decidió emigrar a Argentina en 1911 y fue el fundador del instituto
de física de la Universidad Nacional de La Plata en donde estuvo hasta 1925
cuando regresó a Alemania a enseñar en la Universidad Albertina de Köningsberg
(dos de sus hermanos murieron en la Primera Guerra Mundial mientras él vivía en
Argentina).
En 1934, su condición de judío le haría perder
su posición en la Universidad, pese a que varios colegas intentaron convencer a
Berlín del valor académico de Gans. Sin trabajo, Gans se traslada a Berlín en
1936 donde por un tiempo se le permitió trabajar en física en calidad de
consultor pero luego fue reclasificado como judío y separado definitivamente
mientras aguardaba su traslado a un campo de concentración.
Heinz Schmellenmeier,
un científico alemán con inclinaciones comunistas, descubrió que la mejor forma
de sobrevivir a la guerra era creando su propio laboratorio y llevando a cabo proyectos
de investigación para los Nazis. Uno de
esos proyectos consistía en investigar formas de mejorar los aceleradores de
partículas llamados ciclotrones, que fueron creados años antes.
Por intermedio de un colega amigo de ambos, Schmellenmeier
se enteró que Gans estaba en Berlín cargando piedras 10 horas al día mientras esperaba
su traslado a un campo de concentración. Decidió entonces escribir a Berlín una
carta al mismo Himmler solicitando los servicios de Gans para su nuevo
proyecto, investigar si había una forma de convertir los ciclotrones en rayos
de la muerte llamados Rheotrones.
Al parecer, todos los involucrados en ese
proyecto, incluido Gans, estaban convencidos que era imposible lograr lo que
ofrecían, y en realidad el proyecto Rheotron no fue más que una fachada para
proteger talento científico judío como Gans durante la guerra.
Sin embargo, otros consideran que el Rheotron
no fue el fracaso que nos han hecho creer y que en realidad el arma fue
desarrollada como tal y ahora pertenece al ejército de USA donde es conocido
como el Betatron y es usado en misiones ultra secretas.
-En 1940, recortes de periódicos de la época
relatan como los Nazis tenían en su poder un arma de energía capaz de matar soldados a metros de distancia, el
aparato era portátil y podía ser cargado por un soldado sin problema.

Hacia el final de la guerra, concluía el
reporte, Japón estaba en capacidad de matar un conejo ubicado a una distancia
de mil yardas, si este era expuesto al rayo mortal del Ku Go por unos 5
minutos.
Como casi todo en Japón, al final de la guerra
todos los documentos pertenecientes a la investigación del Ku Go fueron
destruidos.
LOS TANQUES CON ALAS
Uno de los proyectos más curiosos del ejercito
japonés, fue el diseño y desarrollo de tanques con alas. Antes de la aparición de los helicópteros en
la escena militar, el desembarco aéreo de tropas se hacía por medio de
planeadores. Aparatos silenciosos y difíciles de detectar, pero con poca
capacidad de respuesta ante ataques enemigos.
Es por esto que, en 1943, la división Teishin Shudan de la
fuerza aérea del ejército japonés decide crear la primera tropa de tanques
planeadores del ejército. La idea era tener tanques de guerra con alas retráctiles
que pudieran ser lanzados desde el aire.
El más famoso de ellos, llamado Special
Number 3 Light Tank Ku-Ro, fue desarrollado por Maeda Iron Works
Company y construido por Mitsubishi. Un solo modelo fue construido y el proyecto fue
cancelado por diversas razones, la maniobrabilidad del tanque era muy limitada
y para 1945 Japón ya había perdido la superioridad aérea con USA y las chances
de poder transportar tanques de ese estilo sin ser detectados y derribados
antes de ser utilizados eran mínimas.
LOS FUKURYU
Todos hemos oído hablar de los Kamikaze, esa
escuadra de aviones cuyos pilotos sacrificaban sus vidas al estrellarlos
deliberadamente con los navíos Aliados. El término se hizo tan popular que pasó
a ser sinónimo de realizar una acción aun sabiendo que no se va a salir bien
librado de ella.
Pero lo que durante décadas fue un secreto
incluso para los japoneses fue la existencia de otro grupo élite cuyos
integrantes también sacrificarían sus vidas para causar daño en la flota aliada, pero esta vez no desde el aire sino desde las profundidades del agua: los
buzos Kamikazes, conocidos como los Fukuryu.
Desde temprano en la guerra, Japón había
utilizado nadadores para misiones peligrosas y casi suicidas, como
desactivación de bombas aliadas en Hong Kong, o nadadores equipados con
granadas para atacar embarcaciones pequeñas en las Islas Palau. Sin embargo,
todos habían sido nadadores de superficie y no buzos.

Los trajes eran pesados y difíciles de maniobrar,
el sistema de aire carecía de tanques de oxígeno, teniendo en su lugar un
sistema de reciclaje de aire usando soda caustica. El sistema era tan precario que alrededor de
50 Fukuryus murieron durante el entrenamiento por respirar aire contaminado. El traje era atornillado de tal forma por un compañero del buzo que quitárselo era una labor bien difícil, casi imposible cuando el buzo ya estuviera en posición.
Para cuando USA decidió poner fin a la guerra
destruyendo las ciudades de Hiroshima y Nagasaki usando bombas atómicas, ya habían
1200 Fukuryus entrenados y 2800 más estaban en fase de entrenamiento. La rendición imperial significó que la esperada invasión a las islas nunca llegara y por lo tanto ningún Fukuryu murió en combate.
Al igual que con todos los proyectos japoneses,
toda documentación y equipos de los Fukuryus fue destruida y la existencia de
este grupo fue mantenida en secreto ante el mundo durante décadas hasta que, a
finales de los 70s, el Museo
de los héroes de guerra de Japón decidió abrir una exhibición de los
Kamikazes y varios sobrevivientes de los Fukuryus solicitaron al ejercito ser
reconocidos allí también.
Todas las imágenes y dibujos que se encuentran en ese museo pertenecen a recuerdos que los Fukuryus se llevaron a sus casas y que sobrevivieron la destrucción del final de la guerra.
BIBLIOGRAFÍA
- FUKURYU,
the secret unit of the Japanese Special Offensive Corps (Lurking Dragons)